Es triste reconocerlo, pero no hemos sido los directores, los gerentes, ni otros líderes de la sociedad, quienes lograron instalar en tiempo record una auténtica transformación organizacional y tecnológica. Ha sido en realidad un virus venido de Asia de manera inesperada.
Las noticias relativas al covid-19 y las cifras abrumadoras que llegan desde todas partes del mundo, sumadas a toques de queda y cuarentenas parciales o totales, nos han obligado a dejar caer, o directamente derrumbar, arraigados conceptos y prácticas de trabajo que hasta hace algunas semanas, eran sencillamente incuestionables.
Las ideas acerca de nuevas tecnologías y nuevas formas de crear valor para los clientes, gestionar proyectos, coordinar equipos de trabajo y liderar organizaciones, eran hasta hace muy poco, miradas con recelo o priorizadas de manera tangencial por la mayoría de los directorios.
Resistencia al cambio, carencia de competencia o simplemente una mala evaluación de las capacidades, seguramente explican en parte la limitada trayectoria de innovación, adaptabilidad a ideas distintas y a la adopción de nuevas tecnologías. El hecho es que 4 de cada 5 directorios, reconocen no haber estado preparados para lo que vivimos en estos momentos.
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La buena noticia es que, en tiempo record, aunque aún buscando soluciones a infinidad de problemas operacionales, las empresas están logrando adaptarse y atravesar este inmenso desafío, sin morir en el intento. Pero ¿estamos poniendo en marcha con similar agilidad las transformaciones necesarias para reaparecer con éxito en un mercado que no volverá a ser el mismo?
A mi modo de ver, las siguientes son prioridades ineludibles, en la que directores y gerentes debemos enfocar nuestro esfuerzo con sentido de urgencia:
- Consolidar formas no presenciales de comunicación, coordinación y liderazgo.
- Establecer modelos de gestión incrementales, que permitan planificar, presupuestar y evaluar proyectos en escenarios de alta incertidumbre.
- Reorganizar y capacitar los equipo de trabajo, instalando prácticas y competencias de alto desempeño.
- Capitalizar oportunidades que ofrece la propia crisis, como activar modelos de atención y ventas online.
- Redefinir la oferta de valor a los clientes, escuchando sus nuevas necesidades y aprovechando las nuevas tecnologías disponibles.
- Maximizar la mecanización productiva, bajo esquemas de control automático integrales.
- Iniciar programas de transformación digital optimizando procesos críticos de negocios.
La invitación está hecha, a revisar qué tan activos nos encontramos visualizando un futuro inmediato repleto de desafíos, pero también de inimaginables oportunidades.
Patricio Viguera
Alumni IdDC