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OPINIÓN | “Chile se puso emocionante”, por Roberto Camhi

Nunca antes habíamos vivido en Chile, ni en Latinoamérica, un auge tan importante en el desarrollo, inversión y valorización de startups.

Gobernanza Gobierno corporativo

Chile se puso emocionante. Así lo aseguró días atrás Nicolás Szekasy, cofundador de Kaszek Ventures, uno de los fondos de inversión más importantes en Latam y el mismo de NotCo y Betterfly. Y concuerdo con él. Nunca antes habíamos vivido en Chile, ni en Latinoamérica, un auge tan importante en el desarrollo, inversión y valorización de startups.  No hay duda que esto traerá consigo un fuerte efecto contagio en el emprendimiento y también en el apetito por riesgo, el que ya está comenzándose a ver a toda escala.

Se hace más necesario que nunca, entonces, que las compañías que están en este camino de escalamiento exponencial y buscando inversión, definan su gobierno corporativo en etapas tempranas de su vida. Esto les permitirá acceder a fondos internacionales de manera más acelerada y confiable, para así aprovechar esta oportunidad.

Es muy común que las startups intenten escalar sin tener totalmente resueltos estos temas. La formalización de sus documentos legales, una adecuada estructura jurídica y muchos otros temas básicos, son los que permiten, por ejemplo, el ingreso de nuevos accionistas. Sin embargo, muchas veces se dejan de lado para “más adelante” o “cuando sea necesario”.

Es evidente que para crecer, dirigir, administrar y gestionar una empresa es necesario contar con una buena estructura corporativa. En mis años vinculado al mundo del emprendimiento y como asesor de varias compañías de base tecnológica, he visto mucho cómo en etapas más tempranas de la empresa, son los mismos fundadores los que ejercen todas las labores y toman las decisiones relevantes, ya sea porque no cuentan con un equipo adecuado, con un consejo asesor o una junta directiva que tome ese rol de apoyo. Esto genera un escenario ideal para la entrada de un nuevo tipo de consejero: los advisory boards.

Los advisory boards han funcionado muy bien en este tipo de empresas y son cada vez más comunes, ya que apoyan con experiencia, redes de contacto y entregan una señal de confianza al mercado a la hora de definir los temas más críticos, tales como internacionalización, levantamiento de capital y niveles de deuda, temas legales, entre otros.

Es común también encontrarse con líderes fundadores de startups que fueron extremadamente hábiles para crear la empresa y llevarla al siguiente nivel, pero no tanto para continuar con su escalamiento, dado los nuevos desafíos a los que se ven enfrentados al crecer. Asimismo, este crecimiento puede derivar en graves problemas entre los fundadores, debido a que no definieron previamente aspectos clave del gobierno corporativo, tales como el rol de cada socio o estructuras de resolución de disputas entre ellos.

Las competencias necesarias en cada etapa normalmente difieren entre ellas y tienen poco o nada en común. Si en la primera es más valioso un visionario “one man show”, por las restricciones de caja, en la siguiente etapa, cuando el timming y la velocidad de escalamiento juegan un rol crítico en el éxito, se requieren otras capacidades, tales como negociación, pensamiento crítico, visión estratégica y fuertes capacidades de gestión. Aquí es donde el gobierno corporativo juega el rol más relevante, ya que el o los fundadores deben comenzar a ceder parte de su espacio a este nuevo equipo, asesores incluidos, cuyas reglas fundamentales de gobierno están normadas y no son decisión exclusiva de ellos.  Lo importante es que, en cualquier caso, tanto este equipo de asesores como los líderes de la empresa, compartan el sueño y propósito por el cual la compañía fue creada.

Roberto Camhi

Fundador de Mapcity, autor libro Piensa al Revés, inversionista y advisor de empresas (EasyCancha, ArcoMed, Omnix, RetailCompass, Apanio), panelista Radio Agricultura y Alumni IdDC.