Opinión

Fadua Gajardo «Solo un correcto plan de sucesión mantendrá, hará sobrevivir, a una organización.»

Retener, pensarse siempre indispensable, exceso de amor propio. Condiciones tan naturales del ser humano que, siempre, afectan nuestro devenir profesional en la posición que sea. El paso al costado en seis directorios por parte de Andrónico Luksic es una campanada para aquellos que, en escalas diferentes, ahogan el futuro de sus organizaciones por creerse el más idóneo en todo momento.

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Esta natural autopercepción llena de amor propio estanca y frustra a los que seguirán sosteniendo a la organización, más aún cuando hablamos de gobiernos corporativos y directorios. Solo un correcto plan de sucesión mantendrá, hará sobrevivir, a una organización, lo cual se ajusta a la máxima de “diversificar el riesgo”.

Isidora Jiménez, destacada atleta chilena, lo tiene claro: el “testimonio” —el bastón con el que corre en equipos— se debe pasar de la mejor forma para lograr la victoria grupal. Es crucial y es parte de un conjunto la decisión de soltar el testimonio para que otro lo tome, de la mejor manera, sin que se le caiga, ya corriendo y ejerciendo puestos de liderazgo, para que logre seguir la carrera sin perder ritmo llevando a la organización a la meta en un plan claro, conocido, estructurado, que no genera temores ni dudas, que todos conocen y que llega con éxito a puerto. Debiéramos acercar a nuestros directorios, a nuestras familias controladoras y empresarias, a aprender de Isidora Jiménez.

No hace mucho, en el Instituto de Directores de Chile (IdDC) medimos la percepción de ejecutivos de primera línea respecto a sus directorios: sucesión no fue mencionado nunca. Sí lo fue que solo 37% dice tener feedback desde el board y nace la duda: ¿qué tipo de comunicación y alineamiento hay para preparar el paso? Pareciera que poca.

El anuncio de Andrónico Luksic sienta las bases para normalizar, simplificar las mentes de muchos, y transitar hacia nuevos modelos de liderazgo corporativo, que incentiven la sucesión positiva en las organizaciones. Es una señal extraordinaria para Chile y para nuestros gobiernos corporativos en general.

Seguramente, muchos están analizando este paso y pensando en ellos mismos, en sus familias empresarias, mirando hoy a sus sucesores dentro de sus principales ejecutivos, viendo más allá de ellos mismos. Esas son las primeras lecciones de Andrónico.

Fadua Gajardo Pineda.

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