El estudio realizado por EY, junto al Instituto de Directores de Chile y la Bolsa de Comercio de Santiago, “La Voz del Mercado”, recientemente presentado, nos revela que habrá un cambio en el enfoque de los Directorios de empresas tras los movimientos sociales que todos conocemos. Al respecto, un 89,7% señala que piensa que sí habrá cambios. Esto es muy relevante a la hora de querer establecer una nueva agenda para los propios directores de empresas.
El tradicional énfasis en los factores financieros, económicos y comerciales, que desde la perspectiva estratégica han estado siempre presente, ya no serán suficientes, y las prioridades ya no serán solamente los accionistas/ inversionistas y los tradicionales stakeholders (Grupos de interés), sino que tomarán mayor relevancia otros aspectos como la sociedad en su conjunto, los efectos de los cambios y demandas sociales, la capacidad de indagar situaciones “Iceberg” que no se hayan detectado con prontitud, y la búsqueda de mecanismos participativos formales e informales para resolver conflictos conocidos o que vayan apareciendo.
Uno de los cambios más relevantes que muchos directorios ya están abordando es el capital humano y el desafío de humanizar las relaciones con los colaboradores en varios ámbitos, en especial en un mayor acercamiento y activación de la escucha; comunicaciones en ambos sentidos. Temiendo quizás que el mismo fenómeno de nuestro país se traslade, en menor escala, al interior de cada empresa.
El directorio debe ser un ente integrado a toda la empresa, sus miembros deben destinar tiempo a conocer la empresa, su realidad, lugares de trabajo, condiciones, perfil de los colaboradores, y compartir con los distintos estamentos de la organización, lo que redundará en mejores decisiones y compromiso de todos; así como conocer también a sus clientes, proveedores y comunidad.
El estudio señala que tras el 18 de octubre los directorios cambiaron el orden de sus prioridades, estando las tres primeras ligadas a temas más bien sociales que financieros.
Siendo el directorio el órgano de decisión máximo de la empresa y responsable del manejo de la agenda, también requiere de integrantes con nuevos talentos, acordes a esta nueva realidad cambiante y con nuevas competencias, dentro de las cuales podemos nombrar las más relevantes:
– Compliance, cumplimiento de la regulación. Tenemos constantemente nuevas regulaciones que cumplir, ya sea generales que aplican a todas las industrias o específicas para un rubro.
– Comportamiento ético e integridad. Se requiere recuperar las confianzas en el empresariado, ya sea dando el ejemplo y comunicando en forma transparente. Es muy importante ser consecuente con la vida personal. En este tema el director de empresa es un actor muy importante, ejemplo para toda la organización y quien le da respaldo con su actuar a lo que se permite hacer, y lo que no se debe hacer.
– Compromiso, comprometerse con disponibilidad de tiempo. Un director no debiera tener más de cuatro directorios al mes, una reunión al mes puede ser poco, debe participar en alguno de los comités del directorio en temas específicos. Además. tener tiempo para actividades externas relacionadas con el directorio, muchas veces investigar. Las exigencias de hoy son muchas más horas de trabajo.
– Más allá de la experiencia se requerirá actualización permanente en temas de gobernabilidad y específicos a su expertise. Hoy los cambios son muy rápidos, por lo que los directivos deben estar constantemente estudiando e informándose. Capacitarse de diferentes formas, no solo MBA, sino con otros pre grado, no las clásicas tres carreras, se requieren de directores más complementarios.
– Los directorios deberán ser más dinámicos, eliminar las zonas de confort y la silla giratoria. Debe haber renovación por talentos más diversos, género, etario, diversidad de pensamientos, ¿por qué no incluir en el directorio a un millenials? Ellos tienen nuevas expectativas sobre las empresas en las que trabajan, compran e invierten, ellos están por mejorar la sociedad. Dependiendo de la empresa considerar a directores extranjeros.
– Sensibilidad social, empatía, entender lo que está pasando en la calle y poder predecir para transformarse y continuar con una estrategia a futuro.
– Mayor velocidad en el actuar, los cambios son cada vez más frecuentes y requieren de agilidad en el actuar, el sentido de urgencia.
– Una mayor colaboración entre directores y directorios a nivel de industria e interindustria y esto especialmente a nivel de políticas públicas cuando estas no cumplen con lo que demanda la realidad.
– Considerar el interés por lo que está pasando en la economía nacional y extranjera. En un mundo tan globalizado los efectos son casi inmediatos.
Por lo anteriormente se desprende que los roles que deberán desempeñar los directorios, serán cada vez más complejos para poder asegurar la sustentabilidad de las empresas.
Marisa Ansaldo
Directora de empresas familiares
Alumni IdDC