La ética empresarial se ha convertido en un pilar fundamental en un mundo donde las organizaciones enfrentan una creciente presión por actuar de manera responsable y sostenible. En este contexto, conversamos con Macarena McKay, directora de la Asociación de Ética Empresarial y Organizacional de Chile, para reflexionar sobre el liderazgo ético en el gobierno corporativo.
Desde su perspectiva como líder y promotora de la transparencia y la responsabilidad social, vimos cómo los directorios pueden adoptar prácticas éticas que no solo fortalezcan sus organizaciones, sino que también contribuyan a una sociedad más justa y equitativa.
Macarena nos recuerda que “la ética no es una opción, es una necesidad estratégica”, y con esta convicción, comparte su visión y estrategias para impulsar un futuro más ético y sostenible.
¿Qué herramientas promueve la Asociación para fomentar una cultura ética en las organizaciones?
La asociación se fundó en el año 2019 con la motivación inicial de conocer el contexto de Chile, entender cómo se estaba integrando este concepto en las empresas y qué entendían las personas por ética; pero ahora la estamos “revitalizando” con todo el conocimiento y experiencias que fuimos recogiendo, ya que, debido a la contingencia social actual, creemos que es el momento de potenciarla y posicionarla como un referente nacional. Queremos resignificar los códigos de ética, fomentar la formación en ética empresarial y organizacional, y ser una plataforma de visibilización que conecte la ética con los desafíos actuales. Aspiramos a facilitar diálogos abiertos, reflexionar, consolidar buenas prácticas y enriquecer el debate local chileno con ejemplos positivos. Queremos desarrollar una cultura ética empresarial y organizacional que conecte diversas realidades, vinculando al mundo académico, la formación, las consultorías y otros sectores, con el propósito de “iluminar” y ser referentes en temas de ética en Chile.
¿Cómo pueden los directorios promover mayor transparencia y rendición de cuentas en las empresas?
Para mí, lo que no se mide no existe. La ética tiende a no medirse, y es precisamente lo contrario lo que queremos promover. La transparencia se logra estableciendo sistemas claros de control y rendición de cuentas. Los directorios deben contar con indicadores éticos y KPIs que conecten las estrategias con los valores organizacionales. Sin una política transparente y de comunicación abierta, la ética queda relegada.
La crisis actual es una crisis de confianza, y ¿cómo se fortalece? Bueno, demostrando un comportamiento ético. El directorio tiene un rol clave: deben exigir rendición de cuentas claras, promover la transparencia, comunicar de manera efectiva y exigirles a sus colaboradores explicaciones sobre el porqué de sus decisiones. Así se construye confianza y se refuerzan los valores éticos en la empresa.
¿Qué desafíos crees que enfrentan los directorios en Chile para integrar prácticas éticas y sostenibles?
Creo que el mayor desafío de un directorio es equilibrar la presión de los resultados financieros a corto plazo con la necesidad de prácticas sostenibles a largo plazo.
¿Y cómo se enfrentan estos desafíos? Con un cambio cultural muy profundo y un compromiso con la ética. Hoy el directorio debe tener a alguien que comprenda y aplique modelos de negocios éticos y una cultura ética organizacional, porque las decisiones ahora son críticas y la reputación empresarial también lo es. Hemos olvidado que lo más importante es la integridad; hoy en día da lo mismo los títulos y éxito, las habilidades blandas son más importantes: inteligencia emocional, capacidad de empatizar con los colaboradores y de tomar buenas decisiones. Esto implica tener la habilidad de hacer las preguntas correctas, salir de la zona de confort y ser capaz de llevar temas de ética, lo cual requiere ética personal basada en tus valores de vida.
¿Qué competencias considera esenciales para un director que busca liderar con ética y responsabilidad?
Considero que un director ético debe ser coherente, íntegro y tener una visión estratégica que integre la ética en todas sus decisiones. En cuanto a las habilidades, primero que nada, debe tener comunicación efectiva: ser capaz de expresar y comunicar claramente qué está pensando y qué va a decidir. Además, es esencial el pensamiento crítico, ya que un director debe tener la capacidad de liderar con el ejemplo.
También es importante que se mantenga actualizado en temas éticos, entendiendo qué está pasando culturalmente en Chile y en el mundo, cuáles son las tendencias, y avanzar junto con la sociedad. Un director debe estar dispuesto a tomar decisiones que prioricen el bien común sobre el interés individual o de corto plazo.
En tu experiencia personal como directora: ¿cuáles son los principales retos y aprendizajes que has tenido hasta hoy?
Yo parto de la base de que esta vocación de directorio es porque estamos viviendo un momento crucial, un punto de inflexión en la historia de Chile. Hoy, la ética es más urgente que nunca, y esa es mi gran motivación para entrar en este mundo de directores. Creo que mi principal reto es enfrentar la crisis de confianza social que vivimos actualmente.
En ese contexto, ser parte de este directorio ha sido un aprendizaje constante. Me siento afortunada y agradecida de trabajar con personas como Gabriela Salvador, Andrés Ossandón, Rosa Madera y Pedro Pablo Correa, quienes aportan perspectivas valiosas que enriquecen mi visión y reafirman los desafíos. Primero, se confirma que la ética no puede ser solo teoría; debe ser práctica y transversal en todas las decisiones, integrando la realidad de cada persona y empresa.
¿Qué iniciativas éticas pueden contribuir a generar mayor confianza entre las empresas y sus stakeholders?
Para mí, la confianza se construye con transparencia, coherencia y mecanismos de autorregulación. Es fundamental que las empresas implementen auditorías éticas, gestionen de manera responsable la tecnología y promuevan relaciones sostenibles con los stakeholders y las comunidades, basadas en confianza y transparencia.
Además, necesitamos una ética que vuelva a ser defendida sin complejos, rechazando todo relativismo y reforzando valores que promuevan la cohesión social. Las empresas deben tener claro el tipo de empresas que no quieren ser, ya que suelen enfocarse solo en lo que quieren llegar a ser. Hoy, más que nunca, debemos ser valientes, elevar la voz y decir: “esto lo defiendo y no lo voy a hacer”. Esto es especialmente necesario en los directorios.
¿Cómo ves el futuro de la ética empresarial en Chile? ¿Qué cambios consideras necesarios de hacer?
Veo el futuro de la ética empresarial en Chile de manera positiva, con un gran potencial, pero esto requiere un cambio cultural profundo. Cuando hablo de un cambio profundo, me refiero a integrar la ética como un eje transversal, como un pilar fundamental de la estrategia organizacional. Esto implica fomentar la colaboración entre sectores y superar la fragmentación que enfrentamos actualmente, donde cada vez hay más discusión y menos diálogo.
Para lograrlo, es necesario invertir en educación ética, generar espacios de diálogo y movilizar un propósito común. Debemos crear instancias donde podamos pensar juntos y escucharnos unos a otros. Creo que el futuro será positivo si se implementan estos cambios.
¿Qué mensaje le darías a los directores de empresas para que consideren avanzar hacia un futuro más ético y responsable?
Yo les diría que la ética no es una opción; es una necesidad estratégica para garantizar la sostenibilidad y la confianza en una organización. Liderar con ética significa tomar decisiones coherentes, transparentes y alineadas con el propósito y los valores organizacionales. Este compromiso genuino no solo beneficia a la empresa, generando colaboradores más comprometidos y un directorio más conectado con la realidad, sino que también contribuye a una sociedad más equitativa y justa.
Por último, desde la asociación queremos lograr un impacto social positivo, visibilizar las buenas prácticas, promover una cultura ética y desafiar a la sociedad, a las empresas y a sus directores para avanzar hacia un futuro más responsable.