Opinión

Entre el dato y el relato: el poder de la información

Por: Fadua Gajardo, directora ejecutiva del Instituto de Directores de Chile 

Vivimos en un mundo lleno de datos, donde cualquier cosa —un símbolo, una acción o un objeto— puede interpretarse como información. Entonces, la pregunta clave es: ¿Cuándo algo es simplemente lo que parece y cuándo se convierte en información con un propósito específico? 

Una paloma puede ser solo un pájaro o en el pasado podía ser una pieza clave llevando información secreta de un lado a otro. Una contraventana puede ser solo un marco que impide el paso de la luz, o puede usarse como una señal secreta que comunica algo importante. Al final, todo depende del contexto, de la historia que lo rodea y, sobre todo, de la intención que hay detrás.  

Yuval Noah Harari, en su libro Nexus, nos recuerda que los relatos han sido, desde siempre, la primera gran tecnología de la información. No son solo historias que contamos para entretenernos; son herramientas poderosas que conectan a las personas y crean redes humanas a gran escala. Sin embargo, en esas redes, la verdad puede distorsionarse, perderse o incluso desaparecer por completo. 

Al mismo tiempo, la información no siempre refleja la verdad, y mucho menos la garantiza. Para que algo sea realmente verdad, tiene que representar de manera clara y fiel la realidad. Sin embargo, hoy en día mucha de la información que consumimos no refleja necesariamente lo que pasa; de hecho, muchas veces, ni siquiera significa algo concreto. 

En el mundo de los directorios de empresas, esta diferencia es clave. Un informe financiero puede mostrar con total transparencia la situación real de una compañía, o puede ser una forma de manipular los números para esconder problemas. Lo mismo pasa con los reportes de sostenibilidad: pueden ser un compromiso honesto con el medio ambiente o solo una estrategia de greenwashing (hacer creer que son sostenibles).  

Al final, lo que realmente importa es la intención detrás de los datos, el relato que se construye y, sobre todo, el esfuerzo por buscar la verdad en cada informe, declaración o interpretación que se comparte. 

Desde las historias bíblicas hasta los discursos políticos, la información ha sido el hilo invisible que mantiene unidas a las sociedades humanas. Pero estas conexiones no siempre dependen de que la información sea verdadera. Las personas no se unen necesariamente porque algo sea real, sino porque comparten y creen en una historia en común. 

Esto también pasa en el mundo de los negocios. Una marca no es solo un producto o un servicio, es un relato en sí misma. Los consumidores no compran solo un objeto, compran una historia, una promesa y una identidad con la que se sienten identificados. Es lo mismo que sucede con las ideologías, las religiones o los movimientos sociales. 

El problema está cuando estos relatos pierden su conexión con la realidad. Cuando la información deja de ser una representación honesta y se convierte en una herramienta para manipular, las conexiones empiezan a romperse. Las sociedades se polarizan, los equipos de trabajo se dividen y las organizaciones pierden su cohesión interna. 

Al final, la confianza en un relato depende de qué tan cerca está de la verdad y de su capacidad para representar una realidad que todos puedan reconocer y validar. 

En su libro Nexus, Harari plantea que la búsqueda de la verdad es un desafío universal. Cada persona interpreta el mundo desde su propia experiencia, con opiniones y emociones individuales, pero eso no significa que podamos ignorar los hechos objetivos que construyen la realidad. 

En los directorios de empresas, esta idea se traduce en una responsabilidad ética enorme: no basta con que la información encaje dentro de un discurso atractivo, también debe ser verificable y reflejar la realidad de forma transparente. 

Hoy, la gobernanza requiere que los líderes manejen con precisión el equilibrio entre relato, datos y verdad. No se trata únicamente de mostrar cifras o estadísticas, sino de construir credibilidad a través de historias claras, auténticas y bien sustentadas. 

En el IdDC, creemos firmemente en la importancia de la formación continua, el diálogo abierto y el intercambio de experiencias entre pares. Estas herramientas son clave para navegar en un mundo donde la información puede ser tanto un puente como una barrera. 

Porque, al final del día, una paloma puede ser simplemente un pájaro más o puede ser la pieza clave en un mensaje oculto. La diferencia está en nuestra capacidad para interpretar correctamente la información y distinguir lo relevante de lo puede ser insignificante. 

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